Se estrenó el 13 de abril de 1951. Dirigida por Manuel Romero, forma parte de un largo listado de películas argentinas sobre el fútbol. Puede verse en https://www.facebook.com/watch/?v=2759140444355293

Por Mónica Carinchi

Que el fútbol es una de las pasiones argentinas, lo sabemos desde el estreno de Los tres berretines. Pero la película que plasmó definitivamente el fanatismo por un equipo de fútbol fue El hincha, estrenada el 13 de abril de 1951. Dirigida por Manuel Romero, tiene como protagonista a Enrique Santos Discépolo que encarnó un Ñato inolvidable, mezcla de inocencia, arrojo y desilusión, como la vida misma.
El film comienza con créditos superpuestos sobre divertidos dibujos alusivos al mundo del fútbol que junto con la música que los acompaña, hacen suponer al espectador que verá puro divertimento. Y no es así.
La historia se inicia con un conflicto: el equipo está por irse al descenso. Pero el Ñato tiene la solución y con su bonhomía logrará imponerse a los dirigentes del club que, acostumbrados a digitar los destinos de la institución a puertas cerradas, no se permiten reconocer públicamente que los hinchas pueden aportar recomendaciones salvadoras. El salvador será Suárez, el jugador que descuella en la cuarta división.
Efectivamente, la aceptación de la propuesta del Ñato salva al club del descenso, aunque abrirá otro conflicto, pues, como dice un personaje, “hay mucho dinero metido en el fútbol”. A partir de aquí se desgarra la vida idílica de estos hombres y mujeres de barrio que están resguardados por todo lo que representa ese mítico espacio: la novia fiel, la madre comprensiva, la amistad generosa, la pasión desinteresada.
Cuando ingresan en la historia los otros, los que, en lugar de ir al bar, van a la boite, todo se trastoca: ahora las mujeres son utilizadas con finalidad económica y la joven rubia y elegante que acompaña a los dudosos empresarios, arrastrará por la ignominia al ingenuo Suárez, como la milonguita del tango fue arrastrada por el niño bien.
Aunque todos los críticos dicen que la definición que pasó a la historia es la que el Ñato da sobre el hincha, nosotros creemos que su expresión más importante es “yo soy un hombre de trabajo”, proclamado frente a los hombres que se aprovechan de Suárez, es decir de los dirigentes/empresarios que explotan al trabajador, porque Suárez, como cualquier jugador de fútbol, es un trabajador. Estimamos, entonces, que la película echa mano a la pasión futbolera para hablar de la amistad, el honor, la palabra empeñada, valores todos que el capitalismo pisotea. A los espectadores de clase media no se los podía estorbar con un film explícitamente político, pero Enrique Santos Discépolo no podía quedarse en el chiquitaje, porque no lo hizo nunca y tampoco en esta gran película, El hincha.

18/04/2024